el valor de lo inmaterial

Dentro de los principios intrínsicos de la Arquitectura al interior de las ciudades, en su condición urbana, siempre está consigo la acción de demolición de su pasado construido para volver a construirse, rescatando solo ciertos edificios y elementos significativos dentro de ella, obra que sobre el tiempo, se nombra como monumento nacional o patrimonio arquitectónico. Pero ¿Qué ocurre con el resto de la ciudad que se actualiza irremediablemente?, ¿Qué ocurre con esas estructuras anónimas que trascienden en el tiempo?, no por su valor Arquitectónico, sino por la conformación de una condición de barrio, ¿Cómo podemos rescatar el valor patrimonial de una condición inmaterial? La ciudad no se debe borrar como un papel rayado, el imaginario urbano-colectivo que tienen los habitantes es la pieza faltante. Los que han visto como este perfil de cuidad se va modificando, no han tenido la oportunidad de vivir su despedida. Entonces ¿Cómo participa el habitante de la ciudad en la transformación de su barrio? Los espacios que cumplieron con su objetivo de uso y funcionalidad dando respuesta a las formas arquitectónicas y al modo de vida de sus habitantes, hoy se abren integrando arquitectura y espacio público como acto de entrega a la comunidad, los cuales a su vez abren las puertas de su barrio como acto de despedida.

1 comentario:

Andrés Bustos A. dijo...

Encuentro interesante su propuesta, quiero participar.

CASA ISLA...

CASA ISLA...

tan solo CAMINAR

"... Caminar es la primera cosa que un niño quiere hacer y la última que una persona mayor desea renunciar. Caminar es el ejercicio que no requiere gimnasio. Es el tranquilizante sin pastillas, la terapia sin psicoanalista y el ocio que no cuesta un peso. A demas no contamina, consume pocos recursos naturales y es altamente eficiente. Caminar es conveniente, no necesita equipamiento especial, es auto-regulable e intrinsicamente seguro, caminar es tan natural como respirar..."

Jhon Butcher, fundador walk21